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  • La Red Española de Desarrollo Rural (REDR) organiza un encuentro para impulsar el relevo generacional en el sector de la artesanía.
  • Dos jornadas con clases magistrales, coloquios y talleres de experiencias en las que jóvenes artesanos y estudiantes de diseño han convivido junto a consagrados creadores españoles.
  • La artesanía rural es una de las principales señas de identidad de un territorio y un importante motor económico en muchas áreas rurales.
  • REDR trasladó a los jóvenes asistentes las posibilidades de financiación para sus ideas e iniciativas a través de los grupos de acción local.
  • Accede aquí a la galería de imágenes del encuentro.

La tranquila localidad de Mollina (Málaga, 5000 habitantes), ha reunido esta semana a un centenar de jóvenes con una importante misión: salvar la artesanía rural. Los participantes, artesanos rurales y estudiantes de diseño de toda España, convencidos de la importancia de mantener vivo el legado de nuestros artesanos y artesanas, han compartido dos intensas jornadas junto a consagrados creadores, artistas y diseñadores de nuestro país. El arquitecto Tomás Alía; el artesano y artista Aitor Saraiba; el diseñador Leandro Cano; el artesano Javier Menacho; el alfarero Francisco Aguado; o la arquitecta y artista textil Lola Goyanes, todos ellos referentes en el sector de la maestría artesana y con un rasgo en común -su compromiso por mantener vivo el patrimonio que representa la artesanía rural-, han formado parte del primer Rural Youth Art Summit’ organizado por la Red Española de Desarrollo Rural (REDR).

El presidente de REDR, Secundino Caso, durante la inauguración.

El evento forma parte de una iniciativa de REDR para promover la innovación y la puesta en valor de la artesanía rural, con especial atención al relevo generacional de los oficios artesanos, la mayoría de ellos en riesgo de desaparición. Si no logramos que las nuevas generaciones de creadores continúen con ese legado, nadie más será capaz de atesorarlo. Ese ha sido el principal leitmotiv de un encuentro que ha permitido a los participantes convivir, mostrar sus creaciones y aprender, de primera mano, todos los secretos de reconocidas figuras del diseño contemporáneo. El evento también ha servido a los jóvenes artesanos para compartir y mostrar sus propias creaciones y procesos creativos, de disciplinas tan dispares como la joyería, el arte textil, la pintura o los art toys.

María José Murciano, gerente de REDR, durante la inauguración del encuentro.

El evento también ha servido para dar a conocer y ofrecer el apoyo financiero que ofrecen los fondos de desarrollo rural LEADER, gestionados por los grupos de acción local socios de REDR. Secundino Caso y María José Murciano, presidente y gerente de la entidad, recordaron a los jóvenes asistentes que la puerta de los grupos de acción local está siempre abierta para ayudarles a hacer realidad sus proyectos e iniciativas. «Los pueblos necesitan a los jóvenes: sois vosotros y vosotras los que salvareis el medio rural», declaró Caso durante la inauguración.

Aitor Saraiba explicando a los asistentes las claves de su trabajo.

«Crear es volver al origen», decía Aitor Saraiba al impartir su clase magistral. Y es algo que ha llevado a la práctica porque, desde hace un tiempo, este artista manchego ha mudado su residencia permanente a un pequeño pueblo de los Valles Pasiegos. Allí, además de seguir desarrollando su carrera artística, también impulsa un proyecto de recuperación de la lana para darle una segunda vida, en estrecha colaboración con los ganaderos locales. Zurcidor, investigador y dibujante. Así se define este artista, difícil de clasificar. Saraiba representa a la perfección la realidad del artesano actual; por un lado, defiende la tradición y los procesos sencillos («mis herramientas más importantes son una aguja y un cuaderno»), a la vez que no duda en reconocer la importancia que ha tenido otra herramienta totalmente diferente y digital -las redes sociales- en la difusión de su obra, especialmente a la hora de documentar todo su proceso de creación. En sus procesos, en los que experimenta constantemente con diferentes materiales y tintes, desde ortigas hasta retales viejos, reivindica la tradición artesana de nuestro país. «En España necesitamos dignificar el arte textil».

La joven artesana María Ortiz Bermúdez traslada su experiencia creando trajes tradicionales, con especial enfoque en los trajes de aldeana, desde su taller en el medio rural asturiano.

Ocho jóvenes artesanas y artesanos rurales contaron más tarde sus experiencias personales desarrollando su labor artesana desde diferentes áreas rurales de la geografía nacional. Uxue, Izan y María, jóvenes estudiantes de diseño de moda de Guipúzcoa, Navarra y La Rioja, salieron con la cabeza «llena de ideas e inspiración» tras asistir a las clases magistrales del encuentro. Estos jóvenes reconocieron que el encuentro les ha servido para convencerse -aún más- de que van por el camino correcto. «Formamos parte de un proyecto en el que mezclamos innovación y artesanía; revalorizar el medio rural aporta un valor añadido, no solo al proyecto, sino a las prendas que vayas a materializar», reconocen. «Es algo que, a la larga, se tiene que ir salvando y que estamos perdiendo, lo que hace que hace que retomemos el interés por lo rural». De hecho, Izan reconoce que su abuelo, que trabaja en el medio rural, va a ser su próxima fuente de inspiración. «Él trabaja con la madera y quiero aprender las técnicas que emplea. No de manera profesional, sólo para que no se pierda. Igual que lo que ha dicho Aitor con la costura, hacerlo con la madera. Ir, pasar un tiempo aprendiéndolo y continuar con ese legado, que se está perdiendo». El futuro de la artesanía está en buenas manos.

Tomás Alía y Javier Menacho conversan alrededor del concepto de maestría artesana.

‘Lento, bello y para siempre’, es lo que para Tomás Alía debería marcar a fuego la hoja de ruta del diseño y la artesanía, la que él siempre define como «el nuevo lujo». Alía, reputado arquitecto e interiorista y defensor del legado y la maestría artesana, también impartió una master class en la que hizo un recorrido por sus orígenes, en Lagartera (Toledo), donde vivió una infancia hecha a mano rodeado de labores y costura. Cuando el año pasado recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, tampoco se olvidó de recordar la importancia en su obra de la «excelencia artesana española, uno de nuestros tesoros vivientes y de quien me siento hijo porque lo soy». Embajador de esta iniciativa de REDR, entre sus objetivos se ha propuesto salvaguardar el legado de la rica tradición artesana que posee nuestro país. Él lo tiene claro: solo la juventud podrá lograrlo. Para Alía, una de las claves está en poner «en clave contemporánea» el imaginario popular. «Vosotros sois la última generación que ha conocido la cultura artesana -advirtió- en vuestras manos está conservarla». Alía mantuvo un diálogo en el escenario con Javier Menacho, un maestro artesano de la guarnicionería, con el que comparte la misma pasión por la mezcla de innovación y tradición. Aunque llegó a este mundo «de rebote», como él mismo reconoce, Menacho es actualmente uno de los artesanos más reconocidos de su sector. Su colaboración con Dior fue solo la primera de las muchas ocasiones en las que este artesano sevillano ha elaborado creaciones de alta costura, como demuestran las exclusivas líneas personales que desarrolla y comercializa.

El diseñador de moda Leandro Cano recordó sus orígenes desde un pequeño pueblo de Jaén.

Durante el segundo día, los participantes esperaban expectantes la llegada de Leandro Cano, el siguiente mentor que intervendría en el encuentro. El diseñador jienense, que la noche anterior acababa de presentar su última colección (‘Menú’) en el Madrid Fashion Show, no quiso perderse, pese a todo, la oportunidad de compartir con estos jóvenes su inspiración y su forma de trabajar. «No concibo una colección en la que no esté presente la artesanía y la realidad rural, es mi punto de partida», admitió Cano. Este multigalardonado y prolífico diseñador, al que muchos no iniciados conocieron por primera vez tras viralizarse que Lady Gaga se había puesto uno de sus vestidos, no ha perdido nunca de vista sus orígenes y mantiene viva en sus creaciones la misma esencia que rodeaba su niñez en un pequeño pueblo de la Sierra de Jaén. Cano animó a los jóvenes a perseguir sus sueños creativos -«si de verdad os lo creéis, lo conseguiréis, mi ejemplo demuestra que es posible»-, y les recordó la necesidad de saber transmitir a la sociedad la importancia de defender el trabajo hecho a mano. «Hay que hacer sexi la artesanía» fue el lema más aplaudido.

El maestro artesano Fran Aguado, durante la demostración práctica en el taller de alfarería.

Los asistentes pudieron también meter -literalmente- las manos en el barro, a partir de dos laboratorios doppia firma («doble firma») con los artesanos Fran Aguado y Lola Goyanes. Aguado, un maestro alfarero que defiende la innovación constante como su seña de identidad, colabora habitualmente elaborando creaciones para restaurantes con estrella Michelin. «Quiero que la gente coma sobre obras de arte», explicaba a los asistentes, a los que guio posteriormente sobre su torno para elaborar diferentes piezas que se llevaron de recuerdo. Algo similar hizo Lola Goyanes, arquitecta y artista textil, cuando acompañó a los participantes en una composición colectiva en la que todos dejaron pudieron intervenir dejando sus puntadas. Goyanes desarrolla además una importante labor de divulgación respecto para transmitir la importancia de la artesanía y la tradición textil.

Lola Goyanes, arquitecta y artesana, ayudando a enhebrar una aguja a uno de los participantes de su taller colectivo sobre bordado y arte textil.

Una cosa quedó clara tras la consecución del encuentro: la juventud está sensibilizada y comprometida con la recuperación de la artesanía y la salvaguarda de los oficios ancestrales, ese patrimonio inmaterial que representa la verdadera identidad de un territorio y que, entre todos, tenemos la obligación de conservar. Serán ellos y ellas los que tengan el desafío y la responsabilidad de convertirse en los próximos guardianes de la artesanía.